La misma historia con el mismo final. Otra vez, y ya van seis años, el Real Madrid se despide de su torneo favorito, del trofeo que tantas grandes noches se ha vestido de blanco, la tan codiciada Champions League. Y de nuevo en los octavos de final, víctima de un equipo de un nivel inferior al conjunto de Chamartín. Empieza a verse como rutina ver a los jugadores del Real Madrid cabizbajos después de caer derrotado sobre la hierba europea. Esta vez fue el Olimpique de Lyon(1-0 en Francia y 1-1 en Concha Espina) quien derrumbó las ilusiones del nuevo proyecto de Florentino Perez y de miles de madridistas que vieron como su equipo se sumergía de nuevo en el infierno de los octavos de final. Pero a esta eliminación se le une el handicap de que la final de esta edición de la Champions se celebra en su estadio, el Santiago Bernabeu. Una cita con la historia dificil de borrar de la memoria de los blancos.
El encuentro no pudo comenzar mejor para el Madrid, que se adelantó a los cinco minutos gracias a una cabalgada de Cristiano Ronaldo que terminó colando el balón entre las piernas del guardameta francés. Un tanto que hacía posible una remontada que olvidara los fantasmas europeos. Los de Pellegrini saltaron al terreno de juego electricos, mientras que los franceses sufrian con las abundantes ocasiones de los madridistas. Higuain tuvo en sus botas dos oportunidades que si se perdonan sulen pasar factura. Y así fue. El argentino remató al palo de una desnuda portería tras desacerse del portero y se vió con los guantes de Lloris, que despejó el que hubiera sido el tanto de la tranquilidad. Nadie puede entender porque el "pipita" mantiene una gran racha goleadora en liga durante toda la temporada, y Europa se le atraganta de cara a la meta rival.
En la segunda mitad se vio la peor versión de los de Pellegrini en toda la campaña, que se olvidarón del balón para dedicarse a recoger amapolas. Guti abandonó la batuta, Kaká sigue sin encontrarse, tampoco en Europa, Cristiano no puede con todo e Higuain se hundió tras sus errores. El Lyon empezó a soñar y vió su recompensa a quince minutos del final cuando Pjanic batió a Casillas tras varios rechaces de la zaga blanca. Los cuartos de final cada vez estaban más lejos, dos goles separaban al Real Madrid de su maldición de octavos. Con cuarto de hora por delante, los de Chamartín no dieron señales de querer llevarse el partido y bajaron los brazos sin darse cuenta del precio de su desmotivación. Con el pitido final, el conjunto merengue se despidió de la Champions League, otra vez en octavos. Adios a la tan añorada final en el Bernabeu, y a la tan soñada decima copa de Europa. Bye bye Pellegrini.
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